LA PRODUCTIVIDAD EN ESPAÑA. Valor funcional, valor emocional y Responsabilidad Social Corporativa






La productividad en España
Entre mediados de los noventa y 2007, el crecimiento económico en España permitió el crecimiento del PIB un 3,7%, frente a la media del 2% en el resto de la UEM-12. La renta per cápita se incrementó un 35%. La tasa de empleo aumentó en 15 puntos. La tasa de paro se redujo hasta el entorno del 8%, y el desempleo de larga duración disminuyó por debajo de la media de la UE durante este periodo.

Estas buenas cifras en los indicadores económicos se lograron por el crecimiento del sector de la construcción y con el endeudamiento de familias y sociedades, gracias al fácil acceso al crédito y a los bajos tipos de interés. El problema de este modelo de convergencia de nuestra economía con Europa es que no se podía mantener indefinidamente. Era bueno para resultados a corto plazo, los cuales se produjeron. 

A largo plazo, sin embargo, ha provocado que el endeudamiento generalizado obligue a destinar las rentas al pago de los créditos, debilitándose de este modo el consumo. El bajo crecimiento de la productividad de nuestra economía, por su parte, impidió el poder sustituir este modelo de crecimiento del “ladrillo, deuda y sol” por el de un mayor dinamismo de la demanda externa, ya que no somos lo suficientemente competitivos en los mercados exteriores para ello. Las posibilidades de incremento en la renta per cápita, según informes y expertos, dependen entonces del crecimiento de la productividad en nuestra economía. 

La productividad en España
Preocupado por nuestra productividad, he investigado. En los medios se comunica, directa o indirectamente, que los españoles somos unos vagos. En definitiva, que para ser más competitivos tenemos que trabajar más y cobrar menos. ¿Cómo se mide la productividad? ¿Habría que cambiar la estructura productiva de nuestro sistema económico? ¿Qué medidas hay que adoptar para ser más productivos?

La productividad medida mediante el cociente entre valor añadido bruto por empleado, según datos de Eurostat 2007, nos indica que no tenemos nada que envidiar a otros europeos, por el hecho de trabajar muchas horas en España, no aclarándonos estos ni el tiempo que se dedica a cada trabajo y ni el coste que ello supone. Por tanto en España se trabaja. Aquí de vagos nada, (1.636 horas anuales/trabajador frente a las 1.604 de la media en la UEM-12, datos 2007 Eurostat). Mi primera preocupación queda resuelta; ¡los españoles no somos vagos!
 
Si medimos la productividad por hora trabajada, pasaríamos a hablar de eficiencia técnica y de productividad en sí, y no de meras producciones. Sin ser un país puntero, somos superiores en productividad a Portugal, Grecia e incluso estamos por encima de Italia, según datos Eurostat 2010. Por tanto, la preocupación de si nos merecemos un sueldo digno por el trabajo realizado en España se desvanece también al ver que somos más productivos que estos países, catalogados como “PIIGS” (Portugal, Ireland, Italy, Greece, Spain) por la fragilidad de su crecimiento económico. ¿Cómo se nos recomienda entonces “mejorar nuestra productividad” por las mismas vías que a estos otros países, siendo las productividades diferentes en unos y otros paises?

No estamos tan lejos de la media de la eurozona en productividad. A su vez, cobramos menos que la media europea, aunque la comparativa de sueldos no sería real, ya que las cifras de Eurostat están ajustadas según el poder adquisitivo en cada país. ¿Qué ocurre entonces en nuestro país? Sencillamente que el coste unitario de lo que se produce en España es muy elevado. 

Si se quiere seguir actuando con soluciones cortoplacistas, los recortes de salarios son una opción fácil y rápida para reducir este coste unitario. España, junto a Estonia, es el país en la UE que ha experimentado el mayor crecimiento en productividad, principalmente por la reducción de sueldos, con el reflejo positivo que ello ha producido en la Balanza de Pagos al experimentar crecimientos superiores a los de Alemania. Obviamente dista mucho para asemejarnos al estándar alemán. Habría que hacer cambios más profundos, estructurales, de mentalidad e innovar, aprovechando nuestro talento, es decir, fomentando la pro-actividad para equipararnos con garantías a Alemania y el resto de países de la UE.

La restructuración productiva, en cualquier caso, no sería suficiente para eliminar por completo las diferencias de productividad con la UEM-12, según gran parte de los expertos. Serían necesarias además otras medidas para mejorar la eficiencia de los distintos sectores productivos, destacando la inversión en I+D+I como medida principal. La “Ley de la Economía Sostenible” y la “Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación”, contienen medidas que esperemos que estén alineadas con la opinión indicada de los expertos.

La flexibilización del mercado laboral que ha implicado la nueva reforma laboral, junto con la deseable asociación de parte de los salarios a los beneficios de las empresas, deberían propiciar que la productividad no se viera tan mermada al irse incorporando los desempleados al mercado laboral español. A su vez, la necesaria reducción de pretensiones de estos nuevos trabajadores no sería tan dura, ya que pasaría a cobrar más quien trabajara mejor. Mejorando el sistema de formación, produciéndose esta por efectivos de las mismas empresas, y con una mayor conciliación de la vida laboral y familiar, se potenciaría aún más nuestro objetivo de ser más competitivos, al estar el trabajador más implicado. Pero quizás este camino no interese, ya que los efectos se verían a más largo plazo que con los simples recortes de sueldos. 

La productividad en España
O sea, para mejorar la competitividad de nuestro sistema económico, no todo es la reducción del sueldo del trabajador. El asalariado medio español, al eliminar el efecto inflacionario, ya ha perdido casi seis puntos de poder adquisitivo de su sueldo entre 2000 y 2010, según datos de Eurostat. Por tanto en este periodo de “fiesta y borrachera”, hemos contenido más el sueldo que los alemanes, por ejemplo. ¡Interesante dato!

¡Que curioso!, a lo mejor la intervención del país no es tan necesaria. A la luz de estos datos da la impresión que somos solventes para devolver nuestra deuda, y que la culpa de todo no la tienen solo los trabajadores. ¡Me quedo más tranquilo aún! Aunque sería de ilusos obviar en este análisis que tenemos un 20% de paro, que el país está endeudado y que nuestra industria es insuficiente al habernos dedicado más a la especulación que a producir. Nuestro milagro económico no fue otra cosa que convergencia monetaria con Europa, lo cual propició que los tipos de interés quedaran por debajo de la inflación real, inundándonos de capital extranjero para adquirir “ladrillo, deuda y sol”. Camino fácil y cortoplacista el tomado para el crecimiento económico, da la impresión.

No podemos quedarnos solo en la afirmación de que “no podemos gastar lo que no tenemos” para que nuestra economía genere más confianza y crezca. Habría que completar las actuaciones encaminadas a la reducción de costes y gastos, con la búsqueda de fórmulas innovadoras para ampliar la vía de los ingresos. Para esto, producir mejor lo que ya fabricamos u ofrecemos, sin duda ayudaría. 

La productividad en España
Son malos tiempos y TODOS debemos de hacer un esfuerzo para enderezar el rumbo de nuestra economía. Pero, ¿quiénes son entonces los culpables de la falta de productividad? Unos dicen que los trabajadores, otros señalan a los políticos, y algunos culpan a nuestra cultura, a lo reacios que somos a los cambios. ¿Y si todos fuéramos responsables de la situación, cada uno en su justa medida? ¿Hemos hecho autocrítica? No basta con cumplir en el trabajo y pagar los impuestos. Hay que vigilar, exigir y obrar en consecuencia en una democracia como la nuestra. Nuestro mercado laboral, nuestro sistema político y nuestra sociedad, en general, son un mero reflejo de nosotros mismos.

En 1994 en los Informes sobre Competitividad en el Mundo realizados por el World Economic Forum, del IMD Busisness School, aparecíamos en el puesto 21º de entre 41 países analizados. Figuramos por debajo de la media en tres puntos, que se pueden entender claves para ser más productivos y competitivos: políticas gubernamentales, estructura de los mercados financieros, y la calidad de la dirección.

No controlamos la eficacia y eficiencia de las políticas gubernamentales. No creo que analicemos la relación entre los gastos en infraestructuras públicas y el total ingresado por impuestos de nuestros gobiernos, ni el retorno de estas inversiones por su uso. No profundizamos sobre si el grado de disponibilidad en Transportes, Educación, Sanidad y Asistencia social ofertado por las Administraciones es el óptimo o no, ni sobre la reducción en el coste de la vida del ciudadano que suponen estos gastos, por ejemplo, en unas elecciones. Principalmente atendemos a ideologías al valorar las políticas gubernamentales. Rara vez reflexionamos sobre la eficacia y la eficiencia que tiene nuestro voto. 

La productividad en España
Desgraciadamente, carecemos de líderes que hayan encarado con éxito el fomento de políticas gubernamentales para el correcto desarrollo empresarial. Todos nuestros gobiernos han permitido el desarrollo de un sistema fiscal y autonómico que fomenta el fraude y la desigualdad de los ciudadanos al hacerlos depender del lugar de su nacimiento dentro del territorio nacional. Este hecho se agrava al haber perdido nuestro país peso político en organismos internacionales y en la UE principalmente. ¿Como es que ninguno de nuestros políticos es capaz de comunicarse en otro idioma que no sea el español?

Al amparo de nuestro Estado de Bienestar, se han permitido redes de subsidios disuasorios y redes clientelares, que unidas a la “cultura del pelotazo”, afianzan el instinto básico patrio de “que inventen otros”. De esta forma, el talento, la creatividad y el esfuerzo no se valoran en nuestra sociedad como deberían, con lo que ello afecta a nuestra productividad y competitividad.

Los mercados financieros, especialmente cuando no existe regulación, tienden al fraude, a la especulación, al abuso y al enriquecimiento indecente de quienes ocupan en ellos posiciones dominantes. No nos hemos preocupado de estructurar los mercados financieros en los años de bonanza. Los mercados no son nada irracionales. Lo que puede existir es una resistencia generalizada a prestar dinero a Estados, como el español, con una economía que no crece, y a unas empresas, como las españolas, cuya capacidad de devolver los créditos resulta más que discutible, entre otras cosas, por tener que competir con otras en la economía sumergida, las cuales escapan a la legalidad vigente, con todo lo que ello implica. (La economía sumergida en España se estima en unos 70.000 millones de euros anuales). 

Quizás los directivos no hayan sabido, o no hayan mostrado el interés necesario, para aprender a estimular a las personas y para fomentar el asociacionismo empresarial. Estas carencias inciden en la calidad de las mismas organizaciones. Sirva como dato ilustrativo el hecho de que la mayoría de los jóvenes de este país aspiren a ser funcionarios, a trabajar solo 35 horas y a tener este mismo trabajo durante toda la vida. El compromiso llega de la mano de la motivación, del reconocimiento y de proyectos serios. Todo apunta a que los trabajadores, generalmente, no están muy motivados en la aportación de su trabajo, el que lo tenga, a las organizaciones. 

La productividad en España
Si los trabajadores fueran vistos por sus superiores como colaboradores, y no como meros trabajadores en la consecución del proyecto empresarial, harían suyas las tareas encomendadas dentro de la organización, por sentirse importantes participes, y no por el mero hecho del “ordeno y mando”. A su vez, si fueran recompensados, reconociendo su buena labor y participando de los beneficios de la organización, se fomentaría su pro-actividad. Nuestras organizaciones ganarían en productividad y competitividad por esta vía. La carencia de pro-actividad se ve normalmente apoyada por la misma estructura de las organizaciones, por las acciones o inacciones de sus dirigentes y por los propios trabajadores al no estar lo suficientemente motivados.

Para dejar de ser considerado un país “PIIGS”, en España se debe trabajar sobre la base de la innovación, en el valor funcional, indudablemente, pero sin olvidar el valor emocional y el valor de la Responsabilidad Social Corporativa. Las innovaciones no tienen que reducirse a lo técnico. Consolidar y sumar estos valores en nuestras organizaciones, debería ser objetivo común de todos, para así obtener una mejor reputación en los mercados internacionales. 

El español es un trabajador productivo, aunque mal dirigido y poco motivado, circunstancias que impiden que afloren su proactivid. Se retraen así cualidades como el talento y la creatividad, resintiéndose al mismo tiempo la funcionalidad. Todo ello merma la productividad. 

Sabemos, podemos… ¿queremos iniciar el camino del cambio?

@rafaferfu

SI ESTÁS DESEMPLEADO, ACTIVATÉ. Ideas para no sentirte “un parado”.



Desgraciadamente, desde el pasado mes de Julio, mi empresa ante la imposibilidad de mantener la actividad por falta de financiación, nos despidió a todos los trabajadores. Desde esas fechas he pasado a ser uno de los 4.587.450 de desempleados en España, pero en ningún momento me he sentido “un parado” desde esa fecha.

Todos los días me levanto temprano, como si estuviera trabajando. Me he creado una nueva rutina para realizar las tareas de casa y los mandados diarios, sin descuidar mi imagen personal al salir a la calle, para seguir viéndome a mi mismo como una “persona activa”. Mi trabajo ahora es buscar trabajo, por lo que a esta actividad le dedico unas ocho horas diarias


Me he puesto como norma no poner la televisión durante las mañanas y las tardes. Hay días que ni la conecto. Evito así “tirarme en el sofá”, dedicando estas horas a tareas más productivas. Parte de ese tiempo lo empleo en poner en conocimiento de mis amigos, antiguos compañeros de trabajo y colegas de formación mi actual situación, intentando no ser considerado un pesado al hacerlo. Sin lamentarme de mi situación, pretendo obtener así un pulso diario de la realidad del mundo laboral.  Con ello mi intención es identificar objetivamente tanto las oportunidades reales del mercado como lo que verdaderamente puedo aportar a una empresa con mis conocimientos y experiencia.


Descarté totalmente la preparación de oposiciones. Ahora más que nunca para cualquier puesto habrá muchos opositores. Empeñar años en una empresa así puede ser muy perjudicial para la autoestima si no se van consiguiendo resultados. Desde el primer día tuve claro que no podía perder ni un minuto en dejar de empezar a buscar trabajo. A su vez, decidí que debía de emplear parte de mi tiempo en completar mi formación con un nuevo título universitario a través de la UNED y repasando otras acciones formativas que ya he realizado. 


Debía de ampliar mi horizonte laboral. Mi flexibilidad ante el sector o puestos a ocupar pasó a ser prioritaria en mi búsqueda. Tengo muy claro que mi disponibilidad laboral y geográfica es total. Si tengo que volver a irme al extranjero, lo haré. Mi deseo no es otro que dejar cuanto antes de cobrar la prestación de desempleo por el hecho de haber encontrado un nuevo puesto de trabajo, responda totalmente a mis expectativas o no. Tiempo hay de seguir buscando empleo teniendo ya un trabajo. Si este no responde realmente a las expectativas una vez aceptado, será más  fácil dar el salto a otro puesto teniendo un empleo que no teniéndolo.

Una opción que barajo, para evitar estos problemas del trabajo por cuenta ajena, es el autoempleo. Crear tu propio negocio puede ser una buena solución, si se es emprendedor y se tiene un proyecto empresarial bien definido. Habrá para ver si esta sería una buena inversión.


De momento la inversión que si he puesto en práctica es la creación de este blog. Si con este artículo consigo que el lector, que como en mi caso se encuentre desemplead@, al leer este texto se sienta activo y coja aliento para la ardua tarea de buscar trabajo, la inversión ya habrá empezado a ser rentable desde el principio.

@rafaferfu